Las protestas en Francia por el rechazo a la reforma jubilatoria se multiplican y crece la preocupación por un bloqueo interno. Emmanuel Macron sostiene su postura y analiza reformas constitucionales para negociar.
Segunda jornada de protestas y huelgas
Después de la masiva protesta del 19 de enero, los sindicatos volvieron a presionar al gobierno de Emmanuel Macron para dar marcha atrás a la reforma de las pensiones.
La reforma consiste en retrasar la edad jubilatoria de 62 a 64 años para 2030. A esto se suma el objetivo de estirar la exigencia de cotizar 43 años en lugar de 42 para cobrar la pensión completa. Algo similar ocurrió en España, que extendió la edad jubilatoria hasta los 67 años para quienes cuenten con menos de 38 años de aportes.
Se calcula que más de 1,272 millones de manifestantes se reunieron en la segunda marcha, mientras que los sindicatos hablan de 2,5 millones de personas. Los sectores ferroviarios, petróleo y educativo se declararon en huelga.
La última protesta de esta magnitud fue la de 1995, que dejó metros y trenes varados durante más de tres semanas, logrando paralizar una reforma de pensiones. En el presente, se han convocado unas 250 concentraciones y marchas, informó el secretario general de la CGT, Philippe Martinez.
«La primera ministra [Élisabeth Borne] y el presidente nos empujan a ir todavía más lejos»,
Anunció en la radio France Inter Philippe Martinez, líder del sindicato CGT.
El partido de izquierda radical La Francia Insumisa prevé manifestarse el sábado junto a organizaciones juveniles.
El futuro de las protestas en Francia y la mirada de Europa
Las ocho confederaciones (CFDT, CGT, FO, CFE-CGC, CFTC, Unsa, Solidaires y FSU), que pocas veces han coincidido en un mismo objetivo, ya comunicaron dos nuevas movilizaciones. Serían el martes 7 de febrero, al día siguiente, la presentación del texto en sesión de la Asamblea Nacional, y el sábado 11 de febrero.
El impacto de las protestas ha surtido efecto en diferentes sectores de la economía francesa. Justamente, las medidas de los sindicatos de las estaciones de esquí (CGT y FO) preocupan al sector turístico, porque es la época más concurrida del año. Esto puede afectar el volumen de turistas durante las vacaciones escolares.
Volviendo al sector de los transportes, el tráfico en el metro y los trenes de cercanías obliga a los trabajadores a buscar otras opciones. La situación es aún más difícil para los trenes regionales e interurbanos.
A su vez, los paros de controladores aéreos han obligado a cancelar un 20% de los vuelos con salida o destino en el aeropuerto parisino de Orly. En Nîmes, se bloquearon las entradas a la prisión impidiendo la extracción de presos, según una fuente sindical.
Por último, la CGT ha anunciado huelgas del 75 al 100% en las refinerías y depósitos de TotalEnergies. Las medidas podrían generar malestar económico en todo el país, que además enfrenta un crecimiento de la inflación del 7%, aunque es una de las más bajas. Las huelgas han instalado la preocupación por un posible bloqueo interno del país, algo a lo que está prestando atención el gobierno de Emmanuel Macron.
A su vez, el gobierno europeo en Bruselas está estudiando estos movimientos en Francia y lo que pueda suceder con una reforma similar en España.