El número de las entidades financieras ha crecido exponencialmente durante los últimos años. Los recientes estudios y cifras muestran que Colombia despega hacia un escenario donde los servicios financieros digitales están a la orden del día. ¿Esto es bueno o malo?
Recientemente, la Asociación Bancaria de Entidades Financieras (Asobancaria) de Colombia anunció que el número total de entidades bancarias llegó a 29 durante el 2023. Se trata de un aumento del 20% en menos de dos años. Este pico de crecimiento, representa una de las cifras más altas en las últimas 2 décadas.
Para Jonathan Malagón, presidente del gremio de entidades financieras, el nivel de competencia actual supera a países como Reino Unido y Japón.
¿Por qué se produjo este auge de la competencia en las entidades financieras de Colombia?
Durante mucho tiempo el sector financiero de Colombia fue duramente criticado por su nivel de concentración. También se esgrimieron cuestionamientos sobre los márgenes de intermediación que poseían.
En definitiva, la llegada de las fintechs marcó un cambio de paradigma brusco para todo el sistema. Llegando a posicionarse como un caso de éxito para toda la región.
Aunque, la gran pregunta es ¿qué sucedió con el mercado en Colombia que llevó a tal explosión de crecimiento? Según la visión de Germán Montoya, director de Asobancaria, la respuesta se encuentra en la convergencia de la banca tradicional y fintech.
Explica que la llegada de actores como Grupo Gilinski, Bancolombia y Nu Colombia ha fomentado la competencia y la inclusión. De hecho, varias entidades financieras tradicionales se han visto obligados a incluir soluciones digitales.
Pero, según Malagón el crecimiento también se debe a otro factor importante. Se trata del aumento de la inclusión en el uso del sistema.
Actualmente, el 90% de los adultos poseen un producto financiero, lo que conlleva un volumen de 18 mil transacciones digitales por minuto.
¿El crecimiento es una buena noticia para el mercado de servicios financieros de Colombia?
Es un hecho que el margen de intermediación de Colombia era muy alto. En otras palabras, existía una clara diferencia entre las tasas de captación y de colocación de crédito.
Lo que se traducía en una dinámica donde las entidades financieras pagaban más por colocar recursos que por recibirlos. Esto lo confirma un estudio del economista Germán Diaz, el cual reveló que el margen llegó a situarse en el 102,1% en los primeros 16 años del siglo XXI.
Para Malagón, la llegada de nuevos actores fomenta la competencia en el mercado. Lo que se traduciría en menores márgenes de intermediación. Al respecto añade que “la coyuntura reciente de tasas ha estado marcada por una mayor competencia y menores márgenes. Lo anterior se debe a la implementación de nuevas exigencias de fondeo, lo que encareció las captaciones; también, por la reducción de tasas de interés de tarjetas de crédito, de créditos de vivienda y otras modalidades”.
El Banco de la República llegó a la conclusión de que las mejoras en la calidad de las instituciones y la regulación llevan a una disminución del margen de interés neto.
Oskar Nupia, catedrático de economía, se suma a esta visión. Para él, la llegada de nuevos bancos es siempre una buena noticia. Ya que, de lo contrario, se puede llegar a provocar un comportamiento de colusión que eleve los precios de las tasas de interés.
Además, recalca la importancia de que existan incentivos que lleven a los bancos a salir a competir al mercado.
La explosión de las entidades financieras en Colombia halla sus razones en el aumento de la inclusión y la competitividad del mercado colombiano. Lo que la convierte en un claro caso de éxito al cual la región debería prestar atención.