Los mercados europeos amanecieron en medio de un clima convulso este jueves, en medio de una semana signada por la alta volatilidad. Esto se debe a que se empiezan a conocer los resultados empresariales y los datos macro de cada país. Sin embargo, uno de los puntos más preocupantes de la jornada es sobre lo que sucederá cuando Estados Unidos alcance su techo de deuda.
Los finales de mes son la fecha predilecta para conocer las perspectivas de cada gran economía. Es por ello que se encendieron los alarmas cuando los estrategas de mercados globales aseguraron que la fecha límite del techo de deuda podría estar más cerca de lo que se piensa.
¿Por qué importa el techo de deuda?
Para responder esta pregunta primero hay que aclarar que es la fecha límite del techo de deuda. También conocida como “Fecha X”.
Se trata del monto límite de endeudamiento. A la igual que en nuestras finanzas personales, los países también establecen un límite de gasto de acuerdo a sus capacidades para pagar y endeudarse.
En palabras más técnicas, el techo de deuda es el tope legal que se pone sobre la cantidad de dinero que el gobierno puede llegar a pedir prestado. El cual es gestionado de acuerdo a los valores del Tesoro de Estados Unidos.
El caso Estados Unidos es especial, ya que cada vez que se llegue a un límite de deuda se tiene que corresponder con una acción legislativa. Es decir, el congreso debe aprobar un nuevo número específico.
¿Por qué Estados Unidos considera subir el límite de su deuda?
Pero, ¿por qué se debe aumentar el techo de deuda? Fácil, porque el país norteamericano, al igual que muchos otros, se encuentran en fuerte proceso de déficit fiscal.
Con el flujo de cuenta corriente agotándose, la FED debe depender aún más de los ingresos proporcionados a través de la percepción de impuestos para lograr hacer frente a sus facturas.
Pero, estos ingresos no son lo suficientemente cuantiosos para enfrentar a sus obligaciones. Por lo que la fecha límite del techo de deuda parece estar a la vuelta de la esquina. Un hecho inquietante si se tiene en cuenta que la fecha x estaba estimada para agosto.
Es por ello que se espera una presión adicional sobre los mercados. Aunque se haya ajustado los precios de los bonos a corto plazo y de los CDS, lo cierto es que no ocurrió lo mismo con la renta variable.
La renta variable parece no sufrir las consecuencias de las tensiones políticas y económicas por la fecha límite del techo de deuda. Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro explicó que “la volatilidad del VIX está poder debajo de la media, el impulso de liquidez de la caída de la cuenta general del tesoro se desvanece”.
Vuelven viejos fantasmas del pasado
Los mercados se inquietaron al pronosticar una situación similar, o incluso peor, a la del 2011. Algo preocupante si se considera lo catastrófico que resultó para la economía.
De hecho, en medio de la crisis financiera actual el costo de asegurarse contra un impago estadounidense subió rápidamente, según la visión de Laidler. Ubicando a los precios de los CDS un 50% más elevados que en el conflicto de 2011.
Agrega además que “la prima de rendimiento exigida por los tenedores de letras del Estado a 3 meses, que se sitúan a caballo entre la posible fecha de impago, es un récord del 1,5% más que para las letras a 1 mes”.
Queda en agenda el debate sobre aumentar o no los límites de deuda. El cual representará un nuevo capítulo en la, ya vieja, disputa entre demócratas y republicanos. Teniendo en cuenta que ambos rechazaran tajantemente cualquier propuesta del sector contrario y con las elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina, muchos especialistas predicen un brinkmanship agudo.
¿Qué sucederá si Estados Unidos no puede hacer frente a su deuda?
Estados Unidos ya alcanzó su techo de deuda de 31,4 billones de dólares en enero del 2023. Por lo que muchos hablan sobre la posibilidad de un impago por parte del gobierno del norte.
Pero, ¿por qué esta situación sería tan catastrófica para la economía? Primeramente, el índice S&P caería buscramente, mientras que Standard & Poors rebajarían la calificación crediticia AAA de EEUU.
Por otro lado, los bonos a largo plazo subirían provocando en, última instancia, un menor crecimiento del gasto. Lo que solo contribuiría a endurecer las condiciones financieras ejecutadas por la FED, las cuales implicarían una suba de tipos y una ralentización de los préstamos bancarios.