Las protestas en China contra las medidas Anti Covid del gobierno de Xi Jinping, han desplomado el precio de los barriles de petróleo. Recordemos que se trata de uno de los activos más sensibles a los conflictos inmediatos, y que hace tiempo presentaba una tendencia a la baja. Como efecto secundario esperable, la bolsa de valores también reflejó en su apertura de este lunes el mismo nerviosismo.
El mayor exportador de crudo del mundo, China, vió cómo los valores caían hasta sus niveles más bajos desde enero de este año. El crudo Brent llegó a perder 3.11% de su valor, es decir 2.66 dólares, posicionando el precio del barril a 80.61 dólares.
¿A qué se deben las protestas en China?
Es imposible, y antinatural, resumir las causas de este declive en una sola problemática. La creciente volatilidad del petróleo también encuentra sus raíces en las tensas negociaciones de la Unión Europea y Rusia sobre las condiciones de exportación de su crudo. Sin mencionar el clima de guerra que se vive en la zona.
Lo que se une al caldeado clima social y político en el interior de China. El día de ayer, en un raro caso histórico, miles de ciudadanos de las ciudades de Shangai y Pekín se reunieron para protestar en silencio sobre la continuidad de las medidas anti-covid del gobierno.
Pese a los intentos de represión por parte de la policía, muchos permanecieron en el sitio honrando a las víctimas del Incendio de Urumqi mientras portaban carteles en blanco.
Es que mientras el resto del mundo ha levantado casi la totalidad de las restricciones por la crisis sanitaria del Covid-19, el gobierno de China no lo ha considerado oportuno. El anuncio de un rebrote de casos, puso en alerta a la población que esperaba las nuevas restricciones. Lo que también contribuyó a la especulación del precio del barril por el pronóstico de una baja demanda.
Aunque, esta es por lejos la explicación más sencilla sobre por qué los ciudadanos y ciudadanas chinas han desafiado al partido comunista tan abiertamente.
El incendio en Urumqi: el punto de inflexión de la población
El jueves 24 de noviembre 10 personas fallecieron en el incendio de un edificio de apartamentos en la ciudad de Urumqi, en Xinjiang. Los habitantes culpan a las estrictas medidas de aislamiento de estos decesos, aunque el gobierno salió a aclarar que estos contaban con total libertad para salir del recinto.
Este fue el punto de inflexión para toda la población que se reunió en distintos puntos del país. En ellos manifestaron y dieron voz a muchos hechos que la prensa dominada por el Partido Comunista Chino no dio entidad.
Según algunos testimonios en redes sociales que no han sido censurados todavía, las restricciones han impedido el ejercicio normal de muchos sistemas de emergencia y urgencia. Esto le ha costado la vida a cientos de personas.
Estas medidas parecen mantenerse vigentes hasta en situaciones tan extremas como los desastres naturales. Como fue el caso del terremoto en Chengdu, donde fallecieron 65 personas por la prohibición de salir de sus hogares.
Sin embargo, esta no fue la única protesta. La semana pasada también hubo fuertes reclamos por el confinamiento en la fábrica de Apple. Dicha restricción estaba vigente desde el pasado octubre, y varios empleados habían intentado huir de la misma.
Estas situaciones se han sumado a un contexto poco favorable. Miles de habitantes de China han visto en las transmisiones de la Copa Mundial de Fútbol en Qatar como las restricciones son casi nulas para el resto del mundo. Esto no hizo más que aumentar su irritación, sin empezar a nombrar la obvia desaceleración del crecimiento económico, por la paralización del consumo.
No hay una fecha cercana de cuándo pueda acabar esta situación. Las campañas de vacunación en el país asiático no dieron tan buenos resultados como en los demás países. Y, pese al descontento, el gobierno de Xi Jiping insiste en enfocar su estrategia contra el Covid-19 únicamente en los testeos.